Miradas conectadas

Valoración: 5 estrellas
1 voto

Ante mí tengo una imagen que no esperaba. Me mantengo de pie, junto a la puerta por la que acabo de entrar y tengo la sensación de ser invisible. Tan solo unos segundos después, tiempo que parece convertirse en minutos, me percato, que en aquella sala hay más gente. Me miran con curiosidad, pero no son mi objetivo de interés. La única persona que me importa continúa ocupada, como si, yo no existiera. 

Las dudas me carcomen, tanto como ese enjambre de abejas, que aguijonean mis entrañas cada vez con más fuerza. Las miradas de esas parejas, ajenas a mis pensamientos, me empujan a apartarme de la entrada al spa y sentarme en la pequeña repisa que hay a mi lado. Mis ojos continúan posados en ellos, observando cada movimiento, caricia y beso, ignorantes de mi presencia.

Justo en el instante, que mi fortaleza se desvanece ante tal intensidad de emociones contradictorias y mi mente decide tomar las riendas, para alejarme de aquella escena, que me destruye por momentos, un fogonazo de paz invade mi cuerpo a través de aquellos ojos que tanto me alteran. Suena extraño, pero así es, cada vez que nuestras miradas se cruzan, mi cuerpo se enciende con una corriente, que se expande por las venas, para calmar mi alma. Mientras sus manos continúan dándose placer y sus bocas humedecen todo a su paso, yo continúo estática, ante las personas que nos miran con descaro.

Pronto me vuelve a contemplar, está vez con una sonrisa que me desmonta y atrapa. Sin poder controlarlo, mi cuerpo decide desprenderse de la poca tela que oculta mis intimidades y se desplaza hacia la piscina, para colocarse junto a ellos. Ambos se regalan esas atenciones, que yo desearía recibir, pero no llegan. No puedo reclamarle nada, está en su derecho de divertirse, pues yo misma le he dado permiso hace escasos minutos y así lo hemos pactado, pero ¿era necesario comenzar sin mi presencia?
Sus ojos me buscan cada vez con mayor frecuencia y su sonrisa se tensa de manera imperceptible para los demás, hasta que una pregunta silenciosa aparece en su rostro.

- ¿Está todo bien?

- Sí, todo bien.

- ¿De verdad?

- De verdad – respondo no muy segura, pero no quiero que pare, he de aprender a gestionar estos celos destructivos y convertirlos en algo positivo.

Ambos continúan tocándose, comiéndose y regalándose placer. Veo cómo se masturban y mi cuerpo desea unirse a ellos, pero no puedo, he de mantenerme junto a ellos, sin tocar. Representar el papel de mujer cornuda no es sencillo y esta es una experiencia nueva para nosotros. No puedo estropearla, he de esperar al final, para ser capaz de evaluarla con total sinceridad. Sin esperarlo, sus cuerpos toman distancia y, él se apresura hacia mí ofreciéndome el beso más dulce y tierno, antes de volver insistir.

- ¿Estás bien? ¿Quieres que pare?

- No, continúa. No puedo pedirte tal cosa, hemos venido a jugar y ya te dije, que eres libre de hacer lo que te apeteciera.

- ¿Seguro? 

- Sí – afirmo intentando resultar lo más convincente posible.

Y con más calma por parte de los dos, nuestras miradas se alejan sin despedirse, pues permanecen unidas, incluso sin cruzarse.

A pocos metros de mí comienzan de nuevo, esta vez con mayor intensidad, hasta que lo veo perderse en ella. Mi mente sigue rechazando los acontecimientos que observo, en cambio, mi cuerpo se tensa por una excitación involuntaria. Siento una fuerza extraña, que me empuja a disfrutar de la escena provocando que mi cuerpo reaccione y comience a acariciar cada parte de él, con las manos. Mis dedos se pasean por los pezones endurecidos y bajan por el estómago, hasta alcanzar un sexo deseoso de recibir mucho más placer.

El orgasmo inminente de ellos me distrae de todo lo demás, llevándome a un estado de inconsciencia en el que no puedo moverme. Sin darme opción a meditar sobre lo sucedido su mirada vuelve a invadirme por completo mientras se acerca con avidez. Su abrazo y besos no se hacen esperar, afirmando lo que ambos sabemos:

《Por lejos que estén nuestros cuerpos, siempre permaneceremos conectados, sin distancia entre nosotros.》

 

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios